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La esperanza del campo mexicano…incierta

“Los obstáculos son esas cosas espantosas que ves cuando quitas la vista de tus metas” -Henry Ford-

El resultado de la votación electoral el pasado 2 de junio fue contundente, tirios y troyanos en sus posiciones contrarias, unos argumentan legitimidad y los otros una elección de Estado.  Este tema político electoral no es el eje de este artículo, su propósito es ubicar el escenario de las políticas públicas que implementará la nueva administración federal que es la continuidad del “proyecto de transformación” de Morena.

Alienta que el futuro secretario de Agricultura incluya entre los temas prioritarios la soberanía alimentaria, que involucra la sostenibilidad y la seguridad alimentaria, el agua, la comercialización para ordenar los mercados de granos y el financiamiento, preocupa que no incluye la sanidad e inocuidad alimentaria, extensionismo, el seguro catastrófico, la excepción fiscal y las zonas áridas. 

En los discursos adelantados de los triunfadores esta la ratificación a la prohibición al maíz transgénico, la siembra de semillas transgénicas en nuestro país nunca ha sido autorizada, la controversia es para impedir la importación de maíz transgénico de las industrias que producen directamente alimentos, aunque comamos indirectamente transgénicos en cárnicos, huevo, aceites y derivados alimenticios del maíz.

Esta controversia comercial con nuestros socios comerciales del T-MEC (Canadá y USA) seguirá, con los riesgos comerciales que implicarían las reacciones de nuestros socios y del futuro presidente de USA, la SADER sólo ha figurado como instancia de consulta, quienes tendrán la batuta en esta controversia será las Secretarías de Economía y la de Relaciones Exteriores.

Sobre el tema del glifosato, hoy está en un impasse (callejón sin salida) declarado por el actual presidente, pues la directora del CONACYT con H, no fue capaz de encontrar un sustituto con la misma efectividad y costo beneficio que compita con el glifosato, lo que demuestra que la “ciencia ideológica” que quieren promover, se ha topado con que el método científico no le da para demostrar caprichos, menos para posiciones ideológicas, ojalá quien la sustituirá en el nivel de Secretaría comprenda esto.

Volviendo con la política para el campo, el futuro secretario de la SADER incluye entre sus prioridades, la soberanía alimentaria, que contempla el ámbito de la sostenibilidad y la seguridad alimentaria, bajo el principio soberano que tienen los pueblos y las comunidades a definir sus propias políticas agrícolas y alimentarias sin interferencia externa. En este propósito todos estamos de acuerdo, cabe aclarar, que en los últimos sexenios se ha incluido en el proyecto de nación, pero sobra decir que hoy estamos en retroceso en los indicadores de desarrollo, el reto de los ganadores es lograrlo.

Es una tarea ambiciosa y cargada de nacionalismo en un mundo globalizado, la sostenibilidad basada en el uso racional de los recursos en el presente, sin comprometer el derecho a las generaciones futuras para su aprovechamiento, esto alineado al discurso de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), que por cierto presentan un atraso preocupante a nivel mundial, en México aún más.

La realidad es que en este sexenio no sólo ha habido un desmantelamiento de las instituciones que procuraban la sostenibilidad, sino que en algunos casos los presupuestos desaparecieron junto con las instituciones y las que quedaron viven en la inmovilidad y el estrangulamiento presupuestal, la propia SADER en su estructura reducida al mínimo y que decir de las que sobreviven como INIFAP, CONAGUA, SENASICA, CONAFOR entre otras.

Valiente aspiración, esperemos que la sostenibilidad nos sea como la de algunas empresas que caen el “greenwashing” esa forma barata y fácil para mejorar su imagen de marca, pero que no realizan cambios reales en sus procesos de producción y en nada contribuyen a la sostenibilidad. No vaya a caer la política pública en hacer afirmaciones falsas o simuladas sobre las verdaderas posibilidades que le brindan los presupuestos de programas para la sostenibilidad en el campo, y que sólo sirva al discurso para mejorar la imagen de gobierno.

Sobre el segundo concepto que incluye la sostenibilidad, en específico la seguridad alimentaria referente a la calidad alimentaria, ésta sufrió un retroceso en la administración actual, se abandonó al SENASICA, los avances que se llevaban en mejorar la sanidad e inocuidad de alimentos generados en el campo se desatendieron, desde los cárnicos, granos, hortalizas y vegetales, tanto en la producción primaria, procesamiento y lo más grave en alimentos e insumos agrícolas importados, poniendo en riesgo el estatus fitosanitario nacional y la salud de 130 millones mexicanos.

Se puede afirmar, que en el presupuesto se ve la intención de la política pública, pero no necesariamente la acción de éstas, ¿porque lo digo? Porque el ejercicio presupuestal de 2018 al 2023 en 5 de estos años presentó subejercicio, no sólo para el campo, sino en general, la intención de la aprobación del presupuesto con el subejercicio no dice que el apoyo real fue menor en las actividades para los que fue aprobado.

Aunado a que en el caso de la calidad alimentaria de 2018 al 2024 el presupuesto en Sanidad e Inocuidad es 32% menor, pasó de 5 mil 136 millones a 3 mil 506 millones de pesos, se deduce que la intención original también fue menospreciada, aunado a que estos programas se complementaban con los programas de concurrencia ya inexistente, por lo que el presupuesto disponible es aún mucho menor. Esto tuvo repercusiones, para muestra un botón, sólo en ganadería se perdió el estatus zoosanitario en nueve estados que hoy tiene impedida su exportación a USA, es importante detener este deterioro en lo que ya se había avanzado.  

La seguridad alimentaria, solo se pude lograr incrementando la productividad y producción, para ello la transferencia de tecnología y la adopción de las innovaciones de nueva generación se hacen necesarias para lograr la aspiración de lograr la suficiencia de alimentos con competitividad.

Operar un programa ambiciosos en estos rubros requiere de presupuesto, en este sexenio el incremento del presupuesto de la SADER  comparando el año 2018 con el 2024 podríamos decir que con el índice inflacionario fue menos que nulo, pasó de 73 mil  817 millones a 74 mil 110 millones en 2024, no se le apostó al campo, esa fue una intención “negativa”, aunado al desafío natural de la sequía y cambio climático, la incertidumbre provocada por la volatilidad de los precios representó un escenario de incertidumbre, desaliento y de descapitalización generalizada.

Revertir el avance de inseguridad alimentaria que padecen en algún grado 6 de cada 10 mexicanos  es una verdadera odisea, pues está relacionada esta insatisfacción, a la pérdida precisamente de productividad, desempleo, bajos ingresos y la exclusión social. La grave dependencia de alimentos básicos de nuestro país está empeorando, el indicador global de dependencia estimado para 2024 con datos del Grupo Consultor de Mercados Agropecuarios será, en granos básicos importados, de 51.3%.

El tema del agua deberá traducirse en un programa de altas miras, alinearse y coordinarse con el nuevo Programa Nacional Hídrico 2024-2028 y al Programa de Medio Ambiente y Recursos Naturales (PROMARNAT) derivados del Plan Nacional de Desarrollo (PND) que se apruebe, sin duda deberá comprender un mega proyecto hidráulico nacional, no sólo de captación y aprovechamiento de escurrimientos, cuerpos y mantos freáticos de agua, sino incluir programas de infraestructura, administración y saneamiento eficiente del vital líquido, y para esto se requiere no sólo capacitación, normas y acuerdos, se requiere un gran presupuesto a la altura del reto que enfrentamos.

La novedad es el interés del futuro secretario en el financiamiento y el ordenamiento de mercados con un programa de comercialización, que sin duda surgieron de las consultas donde el secretario “electo” participó, las dos iniciativas son de aceptación general por los actores del sector agropecuario, estas requieren de un proceso de reconstrucción y de asignación presupuestal. Hay buenas experiencias que deben retomarse y vicios que deben impedirse.

Nos falta espacio para seguir analizando un tema tan amplio y estratégico para nuestro país, una primera reflexión, se tiene propósitos para las prioridades, la intención la veremos reflejada en la propuesta de presupuesto de 2025.

Existen temas donde es necesaria la definición de Gobierno Electo para analizar y discutir son:

Primero, la exclusión de los medianos y grandes productores que producen excedentes comercializables de productos básicos, sin ellos las metas de suficiencia alimentaria no se logrará, un mecanismo que operó siempre en la banca de desarrollo y de comercialización fueron los subsidios diferenciados para pequeños, medianos y grandes productores, no se vale la exclusión por resentimientos ideológico, deben gobernar para todos los mexicanos;

Segundo, el tema de inseguridad en el campo debe atenderse, que desde el punto de vista económico es un impuesto que limita la competitividad, amén de ser una externalidad que se suma a los riesgos naturales, financieros y de mercado que ya de por si hacen incierta la actividad; y

tercero, una estrategia para impulsar el relevo generacional en el sector rural ante una tasa negativa que hoy tenemos, sin agricultores no hay producción de alimentos, ni paisaje, ni quien cuide nuestra biodiversidad, ojalá se revalore la sociedad rural y no siga considerándose un sector de segunda categoría.

Sin duda la transformación no es solo desarrollo, también destruir transforma, lo hemos visto.   

Por Héctor Carlos Salazar Arriaga, Profesor Investigador de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro

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