Hoy en día, a nivel global, siete de cada diez empresas consideran la sostenibilidad como una de sus principales prioridades. Este enfoque responde tanto a las crecientes demandas de los consumidores, cada vez más conscientes del impacto ambiental de los productos y servicios que adquieren, como a consideraciones económicas de largo plazo. Incorporar la sostenibilidad en el núcleo de sus operaciones no solo las prepara para enfrentar desafíos como el cambio climático y la escasez de recursos, sino que también les otorga ventajas competitivas clave.
Las empresas que integran prácticas sostenibles en sus modelos de negocio suelen mejorar su reputación corporativa, lo que les permite atraer a consumidores leales, talento de alta calidad y mayores oportunidades de inversión. Además, la gestión responsable de recursos y la eficiencia energética no solo reducen costos operativos, sino que también impactan positivamente en sus resultados financieros. Esto convierte a la sostenibilidad en un pilar estratégico, crucial para el éxito económico a largo plazo.
Pero, como lo pudimos ver durante el Segundo Congreso de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria organizado por el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), ésta no solo beneficia a la empresa externamente, también un elemento complementario para asegurar la sanidad e inocuidad en los procesos de producción. En ese sentido, es importante asumir que lejos de ser conceptos opuestos, la sanidad e inocuidad y la sostenibilidad tienen un mismo propósito: impulsar un sistema alimentario robusto y equitativo que beneficie tanto a las personas, como al planeta.
Si bien la producción incremental de alimentos que demanda una población creciente debe ser el resultado de producir más con menos, también debe considerar conceptos asociados a la sanidad e inocuidad como higiene, salud pública, control de calidad y cumplimiento regulatorio y, por supuesto, el impacto en los tres pilares de la sostenibilidad: ambiental, económico y social.
En esta tarea, no podemos perder de vista que la FAO ha alertado sobre la necesidad de intensificar la producción agrícola de manera sostenible, considerando los impactos del cambio climático y los riesgos para la seguridad alimentaria y ha hecho un llamado para que en cada país, exista una coordinación intersectorial y el desarrollo de políticas que integren la seguridad alimentaria con la sostenibilidad, las decisiones basadas en ciencia y el manejo de riesgos, como respuesta a las crecientes demandas globales de alimentos; que 33 miembros del Consumer Goods Forum han creado la Iniciativa Mundial de Seguridad Alimentaria que busca integrar la Inocuidad Alimentaria a la cultura corporativa como parte del esfuerzo de este organismo para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); y que las Vías de Acción de la ONU de la Cumbre de los Sistemas Alimentarios, celebrada en 2021, buscan garantizar el acceso a alimentos sanos y nutritivos, mientras se adoptan modalidades de consumo sostenible.
Para hacerlo posible, los integrantes de los diversos subsectores, estamos concentrados en lograr la producción agrícola sostenible a través de mayores rendimientos, con menores impactos; impulsar la ganadería sostenible a través de tecnología y mejora de la nutrición; la pesca y acuicultura sostenible, promoviendo una mayor calidad del agua y la reducción del desperdicio.
El CNA y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: ¿Cómo Vamos?
En el camino hacia la sostenibilidad global, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas han sido una guía esencial para países, organizaciones y empresas. En el CNA, hemos logrado avances en áreas clave para la sostenibilidad y la sanidad e inocuidad como “Hambre Cero” (ODS 2) y “Agua Limpia y Saneamiento” (ODS 6), aunque todavía persisten desafíos que requieren una atención más estrecha y colaboración entre los sectores público y privado.
Tomando en cuenta los esfuerzos realizados por quienes formamos parte de este organismo, el ODS 2, que busca erradicar el hambre y garantizar la seguridad alimentaria, ha visto un cumplimiento del 66.92%. Este progreso ha sido impulsado por iniciativas que promueven la producción sostenible y la distribución equitativa de alimentos, donde organizaciones de agricultores han generado alianzas con la red de Banco de Alimentos para distribuir hortalizas que ya no son comercializables en comunidades de bajos recursos; o los miembros de la Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC) que cuentan con soluciones tecnológicas y prácticas idóneas para impulsar una agricultura regenerativa.
Por otro lado, el cumplimiento del ODS 6, centrado en el acceso a agua limpia y saneamiento, ha mostrado un progreso del 72.18%, con base en la contribución realizada por los diferentes integrantes de la membresía. Este objetivo es particularmente relevante en un país como México, donde la escasez de agua y la contaminación hídrica son problemas críticos. Aquellos asociados que han adoptado la sostenibilidad como parte de su estrategia, han liderado con iniciativas de reutilización de agua y reducción de huella hídrica, contribuyendo no solo a la sostenibilidad ambiental, e incluso a la conservación del suelo, sino también estableciendo un modelo a seguir para otras industrias. Por último, mencionaré el progreso en el ODS 12, el cual se refiere a la producción
y consumo responsable, con un avance del 65.77%, destacando programas como Campo Limpio que contribuye de forma sistémica a la recolección y destino final y seguro de los envases vacíos de productos de protección de cultivos.
A pesar de estos logros, diversos factores continúan amenazando la seguridad alimentaria en diversas regiones del país. Por ello, es crucial que tanto el gobierno como las empresas reforcemos nuestros esfuerzos para asegurar que estos avances no sólo se mantengan, sino que se expandan a todas las áreas y sectores de la sociedad.
Y cito aquí el documento “The Intersection of Food Safety and Sustainability” que destaca la necesidad urgente de transformar los sistemas alimentarios hacia un modelo que garantice la sostenibilidad sin comprometer la seguridad alimentaria, especialmente en el contexto al que nos enfrentamos día a día. Subraya la importancia de adoptar prácticas agrícolas innovadoras y colaborativas para enfrentar estos retos de manera efectiva.
El avance hacia la sostenibilidad en México, tanto en el cumplimiento de los ODS como en la adopción de prácticas empresariales responsables, es fundamental para construir un futuro más justo, equitativo y resiliente. Las asociaciones y empresas que formamos parte de ellas tenemos un papel clave en este proceso, ya que nuestras decisiones no sólo impactan a los colaboradores y consumidores, también al entorno en el que operamos. En este sentido, la sostenibilidad no es solo una cuestión ética, sino una estrategia vital para garantizar el éxito a largo plazo en un mundo cada vez más consciente de la interdependencia entre economía, sociedad y medio ambiente.
Por Patricia Toledo, Directora de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos de Syngenta para Latinoamérica Norte y Vicepresidente de Sustentabilidad y Responsabilidad Social Empresarial del Consejo Nacional Agropecuario